VERDAD O PRENDA.

Jacinto no tenía un piso en el cual vivir. Solo la caja de un televisor de 28” que nunca llegaría a ver.
Jacinto no tenía un trabajo del cual vivir. Solo una porción de acera en la que mendigar y suplicar limosna.
Jacinto no tenía un bonito coche con el cual pasear. Solo un par de piernas que gracias a su Dios aún conservaba.
Jacinto no tenía una familia con la cual compartir su vida. Solo la compañía de una indigente y unas ratas de alcantarilla.
Jacinto no tenía el apoyo de la gente que lo rodeaba aunque fuera más legal que cualquier corbata bonita.
Jacinto murió ayer sin que nadie lo llorara.

Tal vez me lo acabo de inventar.

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