En un bar un hombre habla con su amigo.
- Ya no sé que hacer Richard. Cada vez que llego a casa, mi mujer me espera detrás de la puerta con un palo, y no veas como me deja. Dice que solo pienso en beber y estar con mis amigotes. Pero el caso es que no soy capaz de pararla. No veas como el vecindario se ríe de mí llamándome “calzonazos”.
Bueno, hombre, bueno. – Le dice el amigo- Lo que tienes que hacer es enfrentarte a ella.
Sí ya. Pero es que mi mujer es un peso pesado. Tu ya la conoces.
Tranquilo. Lo que vas hacer es que cuando te pegue tú le gritas como si fueses el que la estas pegando. De esa forma los vecinos creerán que has cambiado.
Pues sabes que me has dado una alegría. Hoy mismo lo pongo en marcha.
Cuando el tipo llega a su casa, como esperaba, su mujer lo cogió por banda y empezó a darle la paliza. Pero esta vez él, cada vez que recibía un golpe, le gritaba a su mujer:
“Esto para que te enteres”, “y esto para que me dejes hacer lo que quiera”, “y esto...”. Así continuamente hasta que un golpe que le da su mujer lo saca de casa por la ventana y el tipo dice:
Y ahora me vuelvo al bar con mis amigos.
Continuando con el tema.
Sabéis cual es el hombre más valiente.
Pues el que llega a casa borracho, se encuentra a su mujer detrás de la puerta con una escoba y tiene el valor de decirle si está barriendo o piensa salir volando con ella.
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