“¿DESTINO?”.

Muchos dicen que cada persona tiene su propio destino y que por mucho que se haga nunca lo consigues cambiar.
Otros dicen que cada uno se forja su propio destino y dependiendo de lo que haga o deje de hacer, así será su destino.
¿Ustedes que opinan?
Yo aún no he encontrado la respuesta. Pero lo que sí les puedo contar es la historia que un día llegó a mis oídos.

Esta comienza en una pequeña villa situada a orillas de un mar bravo y frío, en donde el clima era de lo más normal; cálido en verano y frío en invierno. Pues bien. En esta villa en la que habría unos doscientos habitantes, se encontraba el protagonista de éste relato. Su nombre, Darío.
Darío era un chico de entre veinticinco o treinta años, y aunque tenía muchos amigos, se encontraba solo de corazón.
Un día de esos en los que piensas que no va a ocurrir nada importante, nuestro Darío conoció a una preciosa chica. Esta chica se llamaba Camelia y rondaba los veintisiete años. De aspecto ágil, pelirroja y con una sonrisa muy agradable.


FIN DE LA PRIMERA PARTE DE CUATRO.

ROMUALDO.

No hay comentarios: