Siempre había escuchado que la primavera la sangre altera. Pero que el verano vuelve a todos locos, nunca.
Tras las recientes noticias del atentado en uno de los ministerios noruegos y la masacre en una de sus islas por parte de un ciudadano noruego con ideologías de carácter antisemita, me hace creer en ello muy seriamente. Y es que este individuo no dudo en asesinar a casi ochenta de sus compatriotas por el mero echo de, según él, impedir que el fundamentalismo islámico penetre aún más en Europa.
La verdad, como todos hiciesen igual, no haría falta que ninguna célula islámica terrorista viniese a Europa a poner explosivos. Menudo remedio.
Y la cosa no queda ahí. En Estados Unidos un tipo se lía a tiros en una fiesta de cumpleaños matando al menos seis personas. En otro estado, unos policías matan a un adolescente después de asestarle ocho disparos por que creían que llevaba una pistola en la mano. En España dos clanes de gitanos se enzarzan en una discusión y resultan muertos cuatro de ellos. En otra zona de nuestro país, un guardia civil mata a su exnovio en un gimnasio y se intenta suicidar después. Y todo esto sin contar el ya preocupante número de mujeres que han sido asesinadas en España por la violencia machista.
La verdad es que durante todo el año hay noticias de este tipo. Pero en una época en la que deberíamos descansar y disfrutar del periodo vacacional, resulta un poco deprimente que ocurran estas desgracias.
¡Por favor! Relájense y olviden los problemas.
ROMUALDO.
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