En la baja edad media, aparece muy temprano por la mañana un caballero en el castillo de su señor. Este aparece con el yelmo abollado, la armadura manchada de sangre, la malla hecha jirones y su caballo cojeando.
A esto le sale al encuentro su señor y le pregunta.
-Pero alma de Dios, ¿de donde viene así?
-De donde va a ser-le responde-De castigar a los enemigos de poniente.
A lo que este le contesta.
-Pero si yo no tengo enemigos en poniente.
-¿No tiene enemigos en poniente?-le responde su fiel caballero-Pues ahora ya los tiene.
En esto que entra un señor en una droguería y le pregunta a la dependiente.
-Buenas. Quería que me diese un champú para la cabeza.
-Claro que sí-le responde la dependiente- Y ¿cómo lo quería, para cabellos secos o cabellos grasos?
-No, vera-le contesta el señor- Yo lo quería para cabellos sucios.
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